Un puma en la marea
Un puma en la marea Es por allí, dijo el hombre, levantado su brazo en una dirección indefinida hacia el mar. Siga la huella, el camino se abre varias veces, pero el faro junto a la playa se ve de lejos, no se puede perder. Ey, ¡no hay nada allí! ¿a qué va? Montero lo miró fijo, apenas hizo un gesto a modo de saludo, dio un giro violento al volante y arrancó derrapando por el sendero arenoso. ¡Cuando llegue a la playa vuelva enseguida, no se quede ahí! Alcanzó a decir el paisano, ¡no se quede ahí!, repitió a viva voz. El baqueano lo siguió con la vista meneando la cabeza hasta que el vehículo se perdió en el monte achaparrado. El barullo despertó a Noelia que, acostada en el asiento trasero, se incorporó para espiar la causa del alboroto ¿Por qué dijo que volviéramos pronto? Preguntó, inclinándose sobre el hombro de Montero. Debe ser por los jabalíes, o los pumas, había un cartel en la ruta, pero no hay que preocuparse, dijo dándole palmaditas a la pistola 45. E...